10 libros recomendados por Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges, uno de los escritores más eruditos y cosmopolitas de la literatura universal, fue no solo un creador de ficciones y ensayos, sino también un lector voraz y un crítico literario de enorme sensibilidad.

A lo largo de su vida, Borges recomendó y elogió una amplia variedad de libros y autores, tanto de la literatura universal como de géneros menos convencionales. Sus recomendaciones no se limitaban a obras canónicas, sino que incluían textos olvidados, marginales o incluso excéntricos, siempre con una mirada personal y profunda.

Vamos a conocer una lista detallada de libros y autores que Borges recomendaba, basada en sus ensayos, entrevistas y conferencias, junto con sus comentarios y reflexiones oportunas sobre ellos.

1. «La Divina Comedia» de Dante Alighieri

Borges consideraba esta obra como una de las cumbres de la literatura universal. En su libro Nueve ensayos dantescos (1982), Borges analiza la estructura, los símbolos y la belleza poética de la Comedia. Admiraba especialmente la capacidad de Dante para crear un universo literario tan vasto y coherente. Borges decía:
«La Comedia es un libro que todos debemos leer. No importa si no entendemos todo; lo importante es sentir su música, su grandeza. Dante nos lleva de la mano por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, y en ese viaje, nos transformamos.»

Borges también destacaba el uso del verso terza rima y la figura de Virgilio como guía, que para él simbolizaba la razón humana. En una conferencia, Borges añadió:
«Dante no solo es un poeta; es un arquitecto del lenguaje. Cada canto de la Comedia es una pieza de un mosaico infinito.»


2. «Las mil y una noches» (Anónimo)

Borges tenía una fascinación especial por esta colección de cuentos árabes. En su ensayo Los traductores de las 1001 noches (1935), analiza las diferentes versiones de la obra y elige la de Richard Francis Burton como la más fiel y rica. Borges veía en Las mil y una noches un ejemplo perfecto de la literatura como arte combinatorio, donde las historias se entrelazan de manera infinita. Decía:
«Es un libro que no tiene principio ni fin, como el universo. Cada noche es un laberinto de historias que se ramifican y nos llevan a otros mundos.»

También admiraba el personaje de Scheherezade, cuya inteligencia y habilidad narrativa salvan su vida. En una entrevista, Borges expresó:
«Scheherezade es la narradora perfecta. Ella sabe que su vida depende de su capacidad para mantener el interés del rey, y en ese acto de contar historias, se convierte en un símbolo de la literatura misma.»


3. «Don Quijote de la Mancha» de Miguel de Cervantes

Borges consideraba el Quijote como una de las obras fundacionales de la literatura moderna. En su ensayo Magias parciales del Quijote (1952), Borges reflexiona sobre la naturaleza de la ficción dentro de la ficción, un tema que también exploró en sus propios relatos. Decía:
«Cervantes juega con la realidad y la ilusión de una manera que anticipa toda la literatura posterior. Don Quijote y Sancho no son solo personajes; son arquetipos, símbolos de la condición humana.»

También elogiaba la prosa de Cervantes, que describía como «clara y precisa, pero llena de matices». En una conferencia, Borges añadió:
«El Quijote es un libro que se lee de manera diferente en cada etapa de la vida. Cuando somos jóvenes, vemos la comedia; cuando somos mayores, vemos la tragedia.»


4. «Ulises» de James Joyce

Aunque Borges reconocía la dificultad de Ulises, lo consideraba una obra maestra. En su ensayo El Ulises de Joyce (1925), Borges analiza la estructura y el lenguaje de la novela, comparándola con la Odisea de Homero. Decía:
«Joyce ha escrito un libro que es un universo en sí mismo. Cada página es un desafío, pero también una recompensa. No es necesario entenderlo todo; basta con dejarse llevar por su corriente de conciencia.»

Sin embargo, Borges también admitía que prefería los cuentos de Dublineses por su mayor claridad y concisión. En una entrevista, Borges comentó:
«Joyce es un genio, pero a veces su genialidad lo lleva a perderse en su propio laberinto. Ulises es una obra monumental, pero no es para todos.»


5. «El libro de Job» (Biblia)

Borges consideraba el Libro de Job como una de las obras más profundas de la literatura universal. En su ensayo La noción de culpa en el Libro de Job (1976), Borges analiza el tema del sufrimiento y la justicia divina. Decía:
«Job es un hombre que cuestiona a Dios, que exige una explicación para su dolor. Y Dios le responde desde el torbellino, no con respuestas, sino con más preguntas. Es un libro que nos confronta con el misterio de la existencia.»

Él apreciaba la fuerza poética del texto y su capacidad para plantear preguntas metafísicas. En una conferencia, Borges añadió:
«El Libro de Job es una obra que nos recuerda que el sufrimiento no tiene una explicación sencilla, y que la fe no siempre trae consuelo.»


6. «La invención de Morel» de Adolfo Bioy Casares

Borges fue un gran admirador de esta novela de su amigo y colaborador Bioy Casares. En el prólogo que escribió para la obra, Borges la calificó como «perfecta». Decía:
«Bioy ha logrado lo que pocos escritores consiguen: una trama impecable, un estilo claro y una idea fascinante. La invención de Morel es una de las mejores novelas de la literatura argentina.»

Borges veía en la novela una exploración brillante de temas como la inmortalidad y la realidad. Esto decía Borges de su amigo y admirado compañero:
«Bioy es un maestro de la economía narrativa. En pocas páginas, logra crear un mundo que nos persigue mucho después de haber cerrado el libro.»


7. «El extranjero» de Albert Camus

Borges elogiaba la prosa austera y directa de Camus. En una conferencia, comentó:
«Camus nos muestra la absurdidad de la existencia sin caer en el melodrama. Meursault, el protagonista, es un hombre que vive en el presente, sin preocuparse por el futuro o el pasado. Esa indiferencia lo hace profundamente humano.»

Para Borges, la habilidad de Camus para plasmar la filosofía existencialista en una narrativa tan sencilla y poderosa era digna de admiración. En una entrevista, Borges añadió:
«Camus es un escritor que nos obliga a enfrentarnos a las preguntas más incómodas sobre la vida y la muerte.»


8. «El Golem» de Gustav Meyrink

Borges sentía una gran afinidad por esta novela, que combina elementos fantásticos y místicos. En su ensayo El Golem (1958), Borges analiza la leyenda judía del Golem y su tratamiento literario. Esto señalaba Borges sobre la obra:
«Meyrink ha creado una obra que es a la vez una novela y un sueño. El Golem es un símbolo de la creación humana, pero también de sus límites.»

Borges también escribió un poema titulado El Golem, inspirado en la novela. En una conferencia, Borges presentó:
«El Golem es una figura que nos recuerda que el hombre, al intentar imitar a Dios, solo puede crear monstruos.»


9. «Las aventuras de Arthur Gordon Pym» de Edgar Allan Poe

Borges admiraba profundamente a Poe, a quien consideraba uno de los padres de la literatura fantástica. En su ensayo Edgar Allan Poe y la novela policial (1945), Borges elogia la capacidad de Poe para crear atmósferas inquietantes. Sobre Arthur Gordon Pym, decía:
«Es una novela que comienza como una aventura y termina como una pesadilla. Poe nos lleva al borde del abismo y nos deja allí, sin respuestas.»

Destacaba la influencia de Poe en autores como Lovecraft y Kafka. En una entrevista, Borges añadió:
«Poe es un escritor que nos enseña que el terror no está en lo que vemos, sino en lo que imaginamos.»


10. «La Odisea» de Homero

Borges consideraba La Odisea como una de las obras más importantes de la literatura universal. En su ensayo El arte narrativo y la magia (1932), Borges analiza la estructura y los temas de la epopeya. Decía:
«Homero nos cuenta el viaje de Ulises, pero también el viaje de todos los hombres. Es una obra que nos habla de la nostalgia, el destino y la búsqueda de lo desconocido.»

La figura de Ulises era admirada por Borges, ya que lo apreciaba como un héroe que combina la astucia y la valentía. En una conferencia, comentó:
«Ulises es un hombre que busca volver a casa, pero en ese viaje, descubre que el hogar no es un lugar, sino un estado del alma.»