La Feria Internacional del Libro de Guadalajara ha anunciado que el escritor franco-libanés Amin Maalouf es el ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2025, uno de los reconocimientos más prestigiosos en el ámbito literario hispanoamericano. La noticia, hecha pública a inicios de septiembre, ha sido recibida con entusiasmo tanto en México como en Francia y el mundo árabe, pues simboliza el reconocimiento a una trayectoria marcada por la reflexión sobre el mestizaje cultural y los dilemas de la modernidad.
Maalouf, nacido en Beirut en 1949 y residente en París desde los años setenta, es autor de novelas y ensayos que han explorado los cruces entre Oriente y Occidente, entre tradición y modernidad. Obras como León el Africano, Samarkanda o Los desorientados han mostrado su capacidad de narrar historias atravesadas por el exilio, la memoria y la búsqueda de identidad. Su ensayo Los desajustes del mundo es una advertencia lúcida sobre los riesgos de la intolerancia y el radicalismo en sociedades globalizadas.
En el comunicado oficial, el jurado destacó “su capacidad para tender puentes entre culturas, defender la riqueza de la diversidad lingüística y abrir horizontes de diálogo en un tiempo marcado por la fragmentación”. El escritor, que ya había recibido en 2010 el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, se suma ahora a una lista que incluye a autores como Fernando del Paso, Yves Bonnefoy y Enrique Vila-Matas.
Durante su discurso de aceptación, Maalouf hizo referencia al clima de incertidumbre contemporáneo: “Vivimos un periodo aterrador, pero estoy convencido de que la humanidad lo superará. Nuestra responsabilidad es no ceder al fatalismo, sino reafirmar la confianza en el poder de la cultura”. Palabras que reflejan su habitual equilibrio entre lucidez crítica y esperanza.
Más allá del reconocimiento individual, este premio confirma el papel de la FIL de Guadalajara como un espacio de encuentro global. La feria, que este año tendrá lugar del 29 de noviembre al 7 de diciembre, ha sido un punto de referencia para el intercambio entre escritores, editores y lectores de todo el mundo. Con Maalouf como figura central, se anticipa un diálogo sobre la literatura como herramienta para entender la complejidad sin reducirla a consignas.
Fragmento de su obra
En León el Africano, el protagonista recuerda su exilio con una voz íntima que condensa la nostalgia y la fractura de identidad. El pasaje muestra el tono melancólico y a la vez universal de la narrativa de Maalouf:
Pertenezco a una familia que ya no existe, a una ciudad que ya no existe, a un mundo que ya no existe. Mis compañeros son fantasmas. He dejado de pertenecer a mi tiempo. Todo lo que aprendí se ha convertido en recuerdo, y lo que conservo de mis viajes es la certeza de que ningún hombre es de un solo lugar. Somos mezcla de historias y memorias dispersas.
Estamos acostumbrados a que los discursos tiendan a dividir y simplificar, sin embargo, la obra de Maalouf recuerda que la literatura puede ser un lugar de encuentro. Su premio no solo celebra a un autor, sino que reivindica la universalidad del lenguaje literario como antídoto contra el sectarismo.
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