La Feria Internacional del Libro de Santo Domingo (FILSD 2025) ha comenzado oficialmente con un programa que busca consolidar a la capital dominicana como uno de los epicentros culturales del Caribe. El evento reúne a escritores, editoriales, académicos y lectores en torno a más de 600 actividades: presentaciones, coloquios, talleres y exposiciones que se desarrollarán a lo largo de diez días.
Este año, la feria ha querido poner el acento en la literatura infantil y juvenil, reconociendo que el futuro del libro depende de formar nuevas generaciones de lectores. Habrá espacios dedicados exclusivamente a niños y adolescentes, con actividades participativas que van desde cuentacuentos hasta laboratorios de escritura. La apuesta es clara: construir un vínculo temprano y creativo con la lectura.
Al mismo tiempo, la FILSD busca fortalecer la presencia de editoriales locales, al tiempo que se abre al diálogo con el mercado internacional. En esta edición participan 39 editoriales dominicanas y 24 extranjeras, lo que permitirá un intercambio que trasciende las fronteras y acerca las letras caribeñas a un público más amplio.
Uno de los momentos centrales será el homenaje al escritor dominicano Frank Moya Pons, reconocido por sus investigaciones históricas y su aporte a la memoria nacional. La feria se convierte así no solo en un espacio comercial, sino también en una plataforma de reconocimiento cultural.
La FILSD 2025 representa una oportunidad única para visibilizar la riqueza literaria del Caribe, a menudo eclipsada por los grandes centros editoriales. En sus pasillos conviven la poesía, la narrativa y el ensayo, junto con actividades que incluyen música, teatro y artes visuales. La feria busca reafirmar el lugar de la literatura como patrimonio vivo, capaz de dialogar con otras expresiones culturales y con los desafíos del presente.
Fragmento literario
Para acompañar el espíritu de esta edición, dedicada a los lectores más jóvenes, nada mejor que recordar unas líneas de la narrativa infantil dominicana de Juan Bosch, maestro de la sencillez y la claridad:
“—¿Dónde está el caballo? —preguntó el niño.
—Se fue por el camino largo, buscando pasto tierno —respondió la madre.
El niño lo miró perderse y pensó que un día él también seguiría ese camino, aunque no supiera a dónde llevaba.” (Cuentos escritos en el exilio, 1962).
Las pantallas digitales compiten con los libros por la atención de los jóvenes, pero la FILSD envía un mensaje poderoso: la lectura no es un hábito del pasado, sino una herramienta para imaginar el futuro. La feria, más que un escaparate de novedades, se convierte en una celebración colectiva de la palabra.
Deja un comentario