Ivan Sergeyevich Turguéniev (1818–1883) fue un famoso escritor, novelista y poeta, publicista y dramaturgo ruso; un clásico de la literatura rusa del siglo XIX. El trabajo de Turguéniev incluye novelas, novelas y relatos cortos, artículos, obras de teatro y poemas. Entre sus obras más famosas se encuentran Mumu (1957), Rudin (1956) y Padres e hijos (1962).
Ivan Sergeevich Turguéniev nació el 28 de octubre de 1818 en la ciudad de Orel. Su familia, tanto materna como paterna, pertenecía a la clase noble.
De niño le enseñaron a leer y escribir profesores de alemán y francés. Desde 1827 la familia se mudó a Moscú. Luego, la formación de Turguéniev tuvo lugar en internados privados en Moscú, posteriormente en la Universidad de Moscú. Sin graduarse, Turguéniev se transfirió a la facultad de filosofía de la Universidad de San Petersburgo. También estudió en el extranjero, después de lo cual viajó por Europa.
El comienzo del camino literario de Turguéniev
Primero se hizo un nombre por sus llamativos bocetos Cuaderno de un deportista, en el que se describía con sorprendente realismo la miserable condición de los campesinos. La obra apareció en forma recopilada en 1852. Fue leída por todas las clases, incluido el propio emperador, e indudablemente aceleró la gran obra de la emancipación.
Conoce y entiende bien todo lo que hay de importante para un ruso: caballos, ganado, bosques, ladrillos, lozas, mercaderías de talabartería, cantos y danzas.
Turguéniev – Relatos de un cazador
Turgenev siempre había simpatizado con los mujiks; a menudo había sido testigo de las crueldades de su madre, una mujer vengativa y de miras estrechas. En algunos artículos interesantes aportados recientemente al «Mensajero europeo» por una dama criada en la casa de Turgueniev, se dan detalles tristes que ilustran su carácter. Así, el portero mudo de gigantesca estatura, dibujado con tanta fuerza en «Mumu», uno de los bocetos posteriores del autor, era una persona real. Además, se nos dice de su madre nunca pudo entender cómo fue que su hijo se convirtió en autor y pensó que se había degradado a sí mismo. ¿Cómo podría un Turgueniev someterse a la crítica?
La siguiente producción del novelista fue “Un nido de nobles”, una historia singularmente patética, que incrementó en gran medida su reputación. Esta apareció en 1859, y fue seguida al año siguiente por «On the Eve», un cuento que contiene uno de sus personajes femeninos más bellos, Helen. En 1862 se publicó “Padres e hijos”, en la que el autor describía admirablemente las doctrinas nihilistas que entonces comenzaban a extenderse en Rusia. Según algunos escritores, inventó la palabra nihilismo.
En 1867 apareció “Smoke”, y en 1877 su último trabajo de alguna extensión, “Suelo virgen”. Además de sus relatos más largos, se produjeron muchos más cortos, algunos de gran belleza y llenos de sutiles análisis psicológicos, como Rudin, “Diario de un hombre superfluo” entre muchos otros. Posteriormente, se recopilaron en tres volúmenes. Las últimas obras del gran novelista fueron “Poesía en prosa” y “Clara Milich”, que aparecieron en el “European Messenger”.
